diumenge, de febrer 26, 2006

 

...chinita en tu ventana.


"Como que me entran ganas de llevar la contraria nada más por agitaros un poco la autocomplacencia de “caña al Arturín” (del que también tengo todos los libros), pero no puedo del todo porque soy una de las que se han adaptado al nuevo domicilio y ara parlo català por los codos, aunque recurra a la lengua materna para afinar unas líneas. Tampoco puedo del todo porque al Litus, aparte de estimármelo mucho y resultarme un conversador muy sensato, lo respeto muchísimo por ser uno de los muy poquitos catalanes que he encontrado que, siendo un enamorado de su cultura -aparte de un virtuoso en el ejercicio de la misma-, muestra un amor genuino que se sustenta a sí mismo, sin resabios ni malas leches de diversos octanajes contra los de enfrente. Pero en lo que sí puedo -un poquico- contrariar es en aquello de que las bases de datos no se construyen con cuatro anécdotas como las del tipo este de Leganés, vale, de acuerdo, eso es cierto; pero, entonces, ¿con qué? Si las estadísticas y las encuestas mienten como bellacas, que también estaremos de acuerdo, ¿qué nos queda? Nos queda NUESTRA mirada, y ahí ya todo depende de cómo de abierta sea esta. La anécdota como único argumento es, aparte de pobre, engañosa, ahí todos de acuerdo y viva Litus por el puntazo sobre la i que le ha puesto al tío Arturo. De lo que yo escribo es de que incluso aquellos que no esgrimimos lo de “pues a mí, una vez…” a diestro y siniestro, ¡incluso nosotros a fin de cuentas sólo tenemos nuestra impresión! Vale, aquel que ha trabajado en los polígonos industriales catalanes es el que quizá tenga un punto de vista más autorizado… o quizá el que ve, como yo, que la crispación se la inventan en la tele y que, en una charla entre amiguetes y/o conocidos, la conversación salta fluidamente del catalán al castellano… ¿Estamos más o menos (no pido nada más entusiasta que “más o menos”) de acuerdo? Entonces, ¿por qué a ninguno se os ha ocurrido apuntar que a pesar de que a Reverte se le haya ido la pinza, hay una lejana pizca de veracidad en lo que dice? He leído una broma sobre que si el leganense buscaba curro en el Termcat… ¡no hace falta eso para no encontrar trabajo por no saber catalán! Si ya es duro dejar tu pecera para ir a otra nueva, ¿no es obvio que en la pecera catalana hay un puntito más de dificultad para la adaptación? Para el que ha crecido en esta pecera, es difícil ponerse en las escamas del pez recién llegado, o de aquel que ni siquiera llega (porque yo podría oponer, a la explicación del rollito “no me vuelvas a mandar el fax en catalán”, otra sobre el rollito “viajo desde Madrid para solucionar problemas a clientes de toda España, pero cuando tenemos uno en Barcelona se tiene que apañar la delegación de allí porque yo no me como un rosco”).

En fin, vosotros permitidme que recurra a la primera persona y yo intentaré no caer en lo anecdótico, para hablar del tema laboral que era en lo que Reverte y Litus basaban sus escritos: no he crecido aquí y he venido con la mirada más abierta posible… he aprendido la lengua lo más rápido posible… y sin embargo, percibo que no he sido la única que ha pasado meses de paro sin subsidio. No soy la única que ha encontrado un buen trabajo cuando ha podido hacer la entrevista en catalán. He leído “el que no trabaja es porque no quiere”. Claro, siempre pude haber desviado la energía y tiempo que dedicaba a buscar trabajo y aprender catalán hacia un día a día como camarera…Fotut, no? Si tienes que buscarte un trabajo “alimentario”, que dicen los franceses, porque la cosa está muy malita y ni con tu título universitario ni con ná encuentras un curro majo, pues vale; pero cuando percibes que ese trabajo “alimentario” te está reservado porque con tu título universitario y SIN catalán no encuentras curro majo… cuando sientes que eso en Zaragoza, o en léase la ciudad del resto de España que queráis, no sería necesariamente así… se te hace cuesta arriba. Y aun así, leí libros, me tragué algunas pelis mediocres en la TV3 sólo porque llevaban subtítulos para sordos, me saqué mi diploma de catalán. Y, saliendo de lo laboral, me aclimaté e intenté abrir la mirada aún más… pero, y ahí hay un quid, veo aún de cuando en cuando junturas que chirrían. Porque en el proceso aprendí a respetar (incluso a despecho de los cretinos que se envuelven en la senyera y te exigen que “te normalices”), aprendí buscar la ecuanimidad (a despecho de los cretinos que te dicen “te has vendido a los polacos” cuando defiendes en tu patria chica el derecho de los catalanes a amar su cultura), y en esa búsqueda imagino que sigo y seguimos todos.

Y por eso, cuando veo falta de ecuanimidad, no puedo evitar contrariar un poco, incluso si eso me lleva más líneas de las que en un principio quería poner como comentario al post. Disculpadme la prolijidad y decidme, si os parece, qué os parece. Porque, como he escrito más arriba, una de las cosas que más aprecio del maese cafeses es esa buena conversación donde te oyes las meninges carburar, y seguro que a más bandas aún es mejor."


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